Trevor Pinnock nos ofrece un programa verdaderamente excepcional integrado por las Sinfonías nº 39, 40 y 41 “Júpiter” de Mozart, testamento sinfónico y una de las indiscutibles cumbres del genial compositor. En esta trilogía sinfónica nacida en el verano de 1788, en medio de grandes problemas familiares y económicos sumados a su declinante estrella en el ambiente musical vienés, se compendia toda la maestría técnica y el proverbial talento dramático de Mozart. Estamos no sólo ante la cima de su aportación al género sino ante la verdadera culminación de la sinfonía clásica y la atalaya desde la que se atisba con claridad el advenimiento del gran siglo romántico, donde la sinfonía alcanzará su máximo desarrollo en escala y ambición expresiva. Mozart nos cautiva con un discurso de gran riqueza que no rehúye la ambigüedad y el claroscuro dramático, reflejados en la especialísima luz que baña la Sinfonía nº39, en contraste con la opresiva atmósfera de la 40 y el rotundo perfil monumental de la 41 “Júpiter”.